Jaume Chavarria, un tipo duro. |
En las Olimpiadas de 1912, justo hace un siglo, un joven esgrimista húngaro se hacía con la medalla de bronce en sable individual y con la de oro por equipos, este joven espadachín se llamaba Ervin Mészáros. En este libro de Rafaello Gamboa aparece otro Ervin Mészáros, director de cine, creador de Kesteg (La Duda). 1979.
Hasta aquí una referencia, veamos: joven húngaro campeón
olímpico que posteriormente fallece en Budapest a los 63 años en 1940 en plena
segunda guerra mundial; con esta primera referencia tendríamos material para un
buen guion.
Segunda referencia: Las Olimpiadas de 1912 se celebran en
Estocolmo del 5 de mayo hasta el 27 de julio. Justo 3 semanas antes del inicio
de las Olimpiadas el 14 de abril de 1912 el transatlántico Titanic se hundía en su viaje inaugural.
Únicamente con estas dos referencias que se originan por la
casualidad de un nombre Ervin Mészáros
¿Cuántas historias podríamos imaginar o escribir cientos? ¿Y cuántas de estas
historias podríamos traducir a guion de cine? Recordemos: Estocolmo, espadachín
húngaro, bronce olímpico, Segunda Guerra Mundial, Budapest, Titanic, náufragos, amor, muerte, etc.
Perdonad esta extraña forma de empezar pero era para situar
dos referencias que necesitan de un método y una técnica para resolver en como
traducir este montón de sugerencias, ideas, hechos y ahí es donde entra de
lleno este libro. Su autor, Rafaello
Gamboa, nos coge de la mano y nos
abre la puerta de este universo repleto tanto de realidades como de fantasías.
La realidad supera la ficción o es la ficción que supera la realidad. Rafaello logra darnos una ingente y
maravillosa colección de conceptos, ideas, sugerencias y logra crear, si
miramos el libro tomando perspectiva, un rico caldo de cultivo para crear un y
mil guiones, llenos a rebosar de escenas, de personajes, de historias. Y poco a
poco percibimos que nos da paso para que empecemos a andar en el camino de la
creación artística y nos hace vislumbrar que podemos participar en el festín de
los sentidos, que es el acto de crear una obra, imaginar retazos de vida, crear
otras vidas, distintas circunstancias, empleamos nuestro conocimiento y sumamos
experiencias para crear la realidad fantástica que más nos guste.
En este libro no te ciñas a buscar, a leer a ver que nos dice
Rafaello, sino que de su mano
tenemos que dejarnos llevar por el camino del secreto de la creación artística
y disfrutar de las ideas con intención orgiástica de todos nuestros sentidos y
profundizar en todos los lenguajes que seamos capaces de comprender y
disfrutar, el literario, el de las imágenes, el de los sentimientos y quizás
alguien también descubra que de las palabras y de las escenas y su desarrollo
surge y nos inspira una melodía. Nace una música que acompaña toda esta riqueza
de lenguajes y nosotros ahí seguimos de la mano de Rafaello y gracias a su obra entrelazamos realidad y ficción, vida
y arte, sentimientos y evocaciones y llegamos al final agradeciendo este camino
en el que nos ha metido, pero salimos de él, buscando ya lápiz, papel, teclado,
lo que sea para empezar a escribir este gran guion que todos llevamos dentro.
Gracias Rafaello
por este ejercicio entre pedagógico y estimulador de la creatividad, gracias
por el concepto pero también por lo imaginativo de esta
obra. Sigue así dando aire fresco y, como tú dices, “un pelín gamberrete” a la
literatura cinematográfica. Así lo veo y así os lo cuento.
Jaume Chavarria
Director y
presentador radiofónico
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