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El prologuista, Francesc Aguilar, en otra presentación |
Jorge Luis Borges
nos
explicó, con atino y no sin cierto grado de ironía, que, como muchos preconizan
vana y vagamente, existen otros mundos, pero que todos están en éste. Si el
creador de El Aleph hubiera conocido a Rafaello Gamboa, no sólo se
hubiera reafirmado en esta premisa, sino que hubiera tomado al responsable de 10contra1
de Ràdio Sant Vicenç como ejemplo paradigmático de la misma. Por
varias razones.
Primera. Porque estamos ante un libro de cine – ¿qué es El Aleph
sino un nirvana cinematográfico?- tan laberíntico en su construcción
como variados son los discursos que nos presenta. Cual jardín de senderos
que se bifurcan, Demonio Limpiador actúa como verdadero aglutinador
de realidades artísticas confluyentes en una misma figura: el director
ecuatoguineano Hidalgo María Porras Gómez, rescatado de la niebla del olvido
gracias a la inquietud insaciable de nuestro Rafaello.
Segunda. Porque quienes conocemos la diversidad de intereses de Rafaello,
sabemos también de su capacidad y de su gusto por integrar en un mismo discurso
todos los elementos que componen la realidad artística y sensorial de su época,
que es la época de todos. Realidad previamente descompuesta en un arco iris de
humor y fantasía gracias a un prisma humano fabricado de generosidad,
curiosidad y respeto a partes iguales.
Tercera. Porque, cual biblioteca de Babel borgiana, Rafaello es
capaz de sintetizar en un solo espacio literario todas las historias posibles,
armado de un ánimo combinatorio digno de proezas aristotélicas.
Cuarta. Porque, a través de los diferentes registros narrativos de su opera
prima, Rafaello nos permite: 1) acceder, de manera perfectamente
verosímil, a las peripecias de cientos y miles de personas que encaminan su
esfuerzo y su empeño vital en montar un andamiaje creativo, al mismo tiempo que
ganarse la vida; 2) conocer, en un tono didáctico dosificado con precisión, la
terminología de un lenguaje –el del séptimo arte, ¡por supuesto!- que puede
presumir de ser la herramienta de comunicación –para bien o para mal- más
potente que ha ideado la mente humana... ¡Al menos, hasta la invención de
internet!; 3) porque, según lo especificado en la razón tercera, Rafaello indaga
en los múltiples argumentos que los maestros del cine -ya sea como autores,
artesanos, o simples piezas de un aparato de producción audiovisual- han
heredado de sus antecesores literarios, como fabricantes de mitos y leyendas,
verdaderos sueños en el sueño que es la vida; y 4) conocer buena parte de los
géneros cinéfilos que -si bien ideados por el aliento de críticos sedientos de
celebridad- conforman nuestra manera de sistematizar más de cien años de un
arte que sigue en pleno proceso de transformación, a través de las nuevas
tecnologías -o quizás por contraste entre dichas novedades TIC y sus
antecesoras artesanales.
El ámbito creativo de Rafaello Gamboa no es, pues, de este mundo,
sino de todos los mundos posibles a los que se refiere Borges con matemático
espíritu. Así que, si no os queréis perder todo lo que el Demonio limpiador tiene
que mostraros, no dudéis en cruzar el umbral de este prólogo, que con tanto
placer comparto, con dualidad pero sin fisuras, con Jaume Chavarría,
otro buen amigo y colaborador de enriquecedoras tareas radiofónicas.
Francesc
Aguilar
Físico, profesor de secundaria y productor de radio
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