domingo, 1 de enero de 2012

Prólogo de Francesc Aguilar para Demonio Limpiador


El prologuista, Francesc Aguilar, en otra presentación

Jorge Luis Borges nos explicó, con atino y no sin cierto grado de ironía, que, como muchos preconizan vana y vagamente, existen otros mundos, pero que todos están en éste. Si el creador de El Aleph hubiera conocido a Rafaello Gamboa, no sólo se hubiera reafirmado en esta premisa, sino que hubiera tomado al responsable de 10contra1 de Ràdio Sant Vicenç como ejemplo paradigmático de la misma. Por varias razones.

Primera. Porque estamos ante un libro de cine – ¿qué es El Aleph sino un nirvana cinematográfico?- tan laberíntico en su construcción como variados son los discursos que nos presenta. Cual jardín de senderos que se bifurcan, Demonio Limpiador actúa como verdadero aglutinador de realidades artísticas confluyentes en una misma figura: el director ecuatoguineano Hidalgo María Porras Gómez, rescatado de la niebla del olvido gracias a la inquietud insaciable de nuestro Rafaello.

Segunda. Porque quienes conocemos la diversidad de intereses de Rafaello, sabemos también de su capacidad y de su gusto por integrar en un mismo discurso todos los elementos que componen la realidad artística y sensorial de su época, que es la época de todos. Realidad previamente descompuesta en un arco iris de humor y fantasía gracias a un prisma humano fabricado de generosidad, curiosidad y respeto a partes iguales.

Tercera. Porque, cual biblioteca de Babel borgiana, Rafaello es capaz de sintetizar en un solo espacio literario todas las historias posibles, armado de un ánimo combinatorio digno de proezas aristotélicas.

Cuarta. Porque, a través de los diferentes registros narrativos de su opera prima, Rafaello nos permite: 1) acceder, de manera perfectamente verosímil, a las peripecias de cientos y miles de personas que encaminan su esfuerzo y su empeño vital en montar un andamiaje creativo, al mismo tiempo que ganarse la vida; 2) conocer, en un tono didáctico dosificado con precisión, la terminología de un lenguaje –el del séptimo arte, ¡por supuesto!- que puede presumir de ser la herramienta de comunicación –para bien o para mal- más potente que ha ideado la mente humana... ¡Al menos, hasta la invención de internet!; 3) porque, según lo especificado en la razón tercera, Rafaello indaga en los múltiples argumentos que los maestros del cine -ya sea como autores, artesanos, o simples piezas de un aparato de producción audiovisual- han heredado de sus antecesores literarios, como fabricantes de mitos y leyendas, verdaderos sueños en el sueño que es la vida; y 4) conocer buena parte de los géneros cinéfilos que -si bien ideados por el aliento de críticos sedientos de celebridad- conforman nuestra manera de sistematizar más de cien años de un arte que sigue en pleno proceso de transformación, a través de las nuevas tecnologías -o quizás por contraste entre dichas novedades TIC y sus antecesoras artesanales.

El ámbito creativo de Rafaello Gamboa no es, pues, de este mundo, sino de todos los mundos posibles a los que se refiere Borges con matemático espíritu. Así que, si no os queréis perder todo lo que el Demonio limpiador tiene que mostraros, no dudéis en cruzar el umbral de este prólogo, que con tanto placer comparto, con dualidad pero sin fisuras, con Jaume Chavarría, otro buen amigo y colaborador de enriquecedoras tareas radiofónicas.


Francesc Aguilar
Físico, profesor de secundaria y productor de radio

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