Peor que los nódulos, los pólipos o el edema de Reinke es la frustración, una "patología" invisible, una enfermedad de la conducta, pero patología en cualquier caso.
Sus síntomas son la envidia profesional, el pesimismo, la dureza en el juicio del talento ajeno, la sensación de infortunio, y de ser injustamente tratado por el universo.
Como consecuencia de lo anterior se produce inevitablemente la desmotivación y el aletargamiento, acaso para siempre, del talento.
El remedio está en la constancia, la fe en el esfuerzo, el optimismo, la capacidad de admirar y aprender del éxito ajeno…
Si, es fácil decirlo pero ¿Cómo conseguimos la energía para mantener ese nivel de optimismo? Sólo con la conciencia de que el fracaso no es sino la otra cara del éxito, y que uno nunca existiría sin el otro. Y en toda carrera artística es más habitual el primero que el segundo, pero no es tan visible, eso es todo.
Por encima de técnicas de escritura y de recursos literarios, ésta es la lección más importante que un maestro le puede dar a un alumno:
Fracasar es inevitable; aprender y volver a intentarlo imprescindible. ¡Y sin dejar de ser felices en el proceso!
Recuerda: compra un ejemplar de
Demonio Limpiador y ¡libera tu imaginación!
Texto original: Ro Llamazares
Adaptación: Demonio Limpiador